martes, 24 de febrero de 2015

Destino y esencia


Da igual lo que hagas o por donde te muevas una y otra vez serás redirigido hacia tu destino. No luches, no te quejes, lo que tenga que pasar pasará. Hace ahora mismo 10 años un desafortunado hecho cambió el rumbo normal de mis acontecimientos. Entonces no pude entender que sentido tenía, por qué había ocurrido. Pero unos meses más tarde descubrí que si eso no hubiera pasado, no hubiera vuelto a casa, y si no lo hubiera hecho no me habría enamorado de la persona a la que le deje en mi casa durante lo que se suponía iba a ser una larga ausencia y por supuesto no existiría mi hija Adriana.

Todos los acontecimientos se unieron de forma perversa para que pasase lo que paso. Hoy 10 años después más o menos por las mismas fechas me acuerdo de esto, porque hay otra serie de acontecimientos que no se han desencadenado como yo hubiera querido y hasta ahora no he podido entender por qué: El hecho es que estoy tratando de ampliar mi círculo laboral y abrirme a otras empresas, no para trabajar más, sino para hacerlo mejor y un poco más distribuido a lo largo del año. Y no ha sido difícil pues he recibido varias ofertas interesantes, pero que al final por una u otra cosa no han salido.

Y no me puedo creer como pequeñas decisiones han podido alterar la resolución de las mismas, hasta el punto que, al final me encuentro casi como al principio. Ya no sé sí soy yo o hay algún tipo de impedimento que me imposibilita zanjar la amplia gana de oportunidades a las que he tenido acceso. Hasta ahora sólo me ha servido para apenarme por lo que pudo haber sido y no fue, revisar cada una de mis decisiones pero especialmente me ha provocado un bajón de autoestima.

Sé que en realidad no tengo la culpa, pero es como si me sintiera gafada, como si nada me saliese bien, como si el destino no estuviera de mi lado y quizás me quisiera llevar a algún otro sitio. Pero ya llegados a este punto, cuando ya la temporada de viajes acaba de empezar, me falta paciencia.

Sé que lo mejor es no esperar nada y dejar que los acontecimientos lleguen. Es exactamente igual al amor, que cuando más te pones a buscarlo más se evade, así que he decido dejar de buscar más y relajarme y disfrutar con lo que tengo. Y justo cuando lo he hecho todo a empezado lentamente a funcionar.

Tampoco puedo entender como irme a miles de kilómetros al otro lado del mundo y vivir aventuras me produce mucho menos temor y desasosiego que la vida normal. Es este ritmo frenético y consumista en el que vivimos el que más miedo me produce: no tener suficiente trabajo o dinero para pagar las decenas de facturas me produce mucho mayor nerviosismo que viajar a un lugar donde no conozco a nadie, donde hay otra cultura, otra religión, otras enfermedades y lejos de mi zona de confort.

A veces pienso que realmente mi esencia no pertenece a este ritmo de vida, que lo único que me provoca es inseguridad y estrés y pienso en aquellos que tienen el privilegio de vagar y salirse del sistema, de los que saben vivir y disfrutar con muy poco. Aunque esto es algo que cada vez más en el mundo occidental y las grandes ciudades es más difícil encontrar.

Por todo esto creo que al final no hay mayor felicidad que la producida cuando el destino y la esencia se juntan. Ojalá me vaya acercando a ello cada vez más



jueves, 12 de febrero de 2015

Soltando Amarras al amanecer

Esta vez es la primera en que no soy yo quién escribe este post, porque he querido compartir la reflexión que hace mi hermana sobre los viajes: Desde los grandes viajes de descubrimiento en familia a otros viajes que en principio pueden parecer mucho más simples, porque son cortos y su intención fundamental no es el viaje en sí y además se hacen en soledad, pero que sin embargo generan sensaciones y sentimientos diversos y despiertan esas emociones de aventura tan placenteras como las que un gran viaje puede representar. Y todo ello envuelto con el importante papel que nuestros orígenes juegan con nuestras vivencias presentes.

Sin duda un texto muy enriquecedor para todo los amantes de cualquier tipo de viaje.

" El viaje comienza mucho antes que el día de partida. Como otras experiencias vitales que marcan un punto de inflexión en nuestras trayectorias, comienza en la mente, en la imaginación: anticipando problemas, situaciones o trayectos. Un viaje programado, pensado, fantaseado y posteriormente revivido, rememorado, recordado. Puede no terminar nunca reviviendose en algún olor, un recuerdo, una foto, una sensación. Entre lo pensado y lo recordado "andar el camino", que curiosa sensación la de ser consciente del viaje viajando.!

Este verano hice un gran viaje en familia: la costa esté de EEUU. Fue increíble, ese tipo de viajes en los que estas disfrutando cada momento y al que volver mentalmente recuperando esas sensaciones. He disfrutado tanto viajando y luego recordándolo que hoy se me hace raro esta conciencia tan lúcida de estar sola y que todo es posible.

El viaje que ahora voy a hacer no es un viaje importante, pero constituye un "punto de partida", una situación única desde hace años para mí, de reencontrarme, aprender y estar atenta alrededor con la emoción ambivalente de la incertidumbre, acostumbrada como suelo estar a tenerlo todo bajo control y estructurado como en una agenda.

En realidad no espero aventuras, no es un viaje exótico. Mi marido me ha ayudado a tenerlo todo bien organizado, pero aún así me recuerda a mi juventud, cuando viajar podía ser algo no planeado: sin saber ni a donde ir ni como ir, con esa actitud abierta a la vida: Oh! Maravillosa juventud!! Que alivio que pasó, a la par que gran añoranza.

Mi viaje de hoy es para asistir a un curso, sin embargo siento la emoción, el temor y la ilusión como si fuera a un encuentro y fuese una jovencilla, y no una mujer de 44 años, psiquiatra y madre de dos hijos. En sólo cuatro días realmente soy libre de vivir y reinventarme, a la vez que me siento tan completa y agradecida con mi vida.

Aún no sé como me he atrevido. Se han dado una serie de circunstancias que me han conducido casi suavemente hasta aquí, no diría sin quererlo, al revés, como parte de un movimiento natural.

Siempre recuerdo como mi padre nos contaba historias y relataba episodios de "la Odisea" durante nuestros viajes en coche: (esos viajes de antes, sin sillas de seguridad, los cuatro hermanos juntos y mi abuela!) : Marruecos, Portugal, Francia y diferentes lugares de España, pero siempre con un espíritu de aventura y ansia de conocimiento. Así no es extraño que mi hermana sea guía turística y escriba sobre sus viajes, y yo hoy sienta esta necesidad de reflexión sobre mis orígenes con un gran agradecimiento."