domingo, 14 de julio de 2013

Veronica o como un cliente se convierte en amiga


Nunca nadie me había enseñado tanto inglés y de tan mejor forma. Casi nunca había visto a alguien tan joven con tanta madurez. Tan interesada por mis historias, tan cercana: a la que he contado un montón de cosas, con la que me he reído y sobre todo he disfrutado. Es amable, fácil de llevar, inteligente y además profesora de matemáticas!



Ella es Verónica, que ha dejado de ser una Group Leader, para ser una amiga. Una joya que desearía conservar, ojalá volvamos a viajar!





Profesionalidad versus flexibilidad


Cuando llevas bastante tiempo trabajando como guía, tu experiencia hace que todo sea mucho mas fácil, que seas mas resolutiva y que sepas como encauzar mas rápidamente cualquier problema. Sin embargo también tiene inconvenientes y uno de ellos es que con el tiempo te vuelves demasiado perfeccionista y eres mucho menos flexible con cualquier error.

La semana pasada tuve un pequeño percance con el conductor que nos iba a hacer la visita de Madrid. Nada mas verle lo primero que me dijo fue: "No conozco Madrid, soy de Murcia". En fin que no es que no conociese Madrid, es que no sabía absolutamente nada de la ciudad y aunque él mostraba la mejor actitud, no me parecía justo que enviasen a alguien que no conocía nada de Madrid, para hacer precisamente una visita de la ciudad. Yo fui dirigiéndose por todas las calles, como bien pude, mientras la guía local hacia la visita.

Aprovechando que tuve que confirmar unos servicios con la compañía de autobuses que subcontrataba la de mi conductor, Juliá, les comenté el inconveniente, y les dije que la próxima vez sería mejor que enviasen a alguien local, pero dejé claro que la actitud del conductor había sido buena y que había hecho lo que ha habido podido. Pero este simple comentario desembocó en una cascada de llamadas y en una progresiva deformación de mis palabras originales, de manera que cuando volvía a ver al conductor esa misma tarde, noté que estaba un tanto molesto y al final me confesó que sabía que me había quejado y que su jefe le había llamado como loco echándole la bronca y que su trabajo peligraba!!!! La conversación llegó a un punto surrealista, ya que Félix, no podía entender que a su jefe le pareciese mal que dijese que fuese de Murcia, " pero como eres tan bruto de ir diciendo que no conoces Madrid y que si eres de Murcia y tal y tal..", y Félix decía " pero si es verdad, que voy a hacer, mentir, decir que soy de otro sitio?"

En fin, que me tuve que disculpar porque no esperaba tales consecuencias y durante todo el viaje hasta Toledo, sólo le repetí una y otra vez mi conversación y le dije que si era necesario llamaría a su jefe para aclararlo. No podía creer que hubiera tenido tanto efecto mi comentario, tanto que al día siguiente a las 8 de la mañana recibí una llamada del conductor diciendo que por favor hablase con alguien sobre esto, ya que su jefe estaba muy enfadado. Ya no pude más y llamé a Juliá, diciendo que por favor me dejarán en paz, que no torturasen más al conductor y que olvidasen el tema ya de una vez y entonces pensé que la próxima vez que me quejase de algo, o hiciera un comentario, me lo pensaría dos veces.

Unos días después tuve un percance similar con la guía local del Escorial y Segovia. Lo primero que me dijo al hablar con ella es que casi nunca había hecho Segovia y que iba poco al Escorial. Y lo primero que pensé es "¿Pero por qué me mandan a esta guía?"

La verdad es que en su caso la noté muy poco involucrada y poco profesional. Le pregunte varios datos organizativos, sobre duración, auriculares etc, pero la verdad tenia bastante poca idea. Intente relajarme pero enseguida desistí al notar que micrófono del bus no funcionaba y lo que para mi era una catástrofe, para ella le pareció lo mas normal: "Bueno no pasa nada, no voy a hablar hasta llegar a Segovia, total están cansados y se van a dormir." No podía creer que alguien fuese por la vida echando tanto morro, "¿Cómo que no vas a hacer ningún comentario hasta Segovia?, respondí yo alucinando, si es necesario lo hago yo". No podía creer que una guía local no fuese a comentar nada de los lugares por los que pasábamos: la ciudad universitaria en Madrid, la sierra, el Valle de los caídos, una introducción a Segovia y sobre todo la absoluta falta de profesionalidad, que más da si duermen o no, hay que dar un servicio en condiciones, sean niños, jóvenes, mayores, duerman o hagan ruido.

Así que al final estallé y le dije que no, que así no se podía hacer una visita y que había que prepararse un poquito. Que entendía la falta de experiencia en un lugar, pero que no la veía con ninguna disposición ni actitud para hacer una visita en condiciones. Normalmente nunca me quejo, pero reconozco que cuando lo hago soy muy directa y no me corto.

La ofendí, me dijo que llevaba mas de 10 años de guía local y que simplemente ese circuito lo hacia poco. El hecho fue que empezó a llorar y yo no pude evitar sentirme fatal, y finalmente le dije que perdonase que no quería ofenderla y le propuse que resetearamos y empezásemos de nuevo, ella con otra actitud y yo con más calma. Aunque mejoró su disposición, lo cierto es que la visita fue bastante mediocre y me sentí mal en mi papel de evaluador de los servicios de otro. Es ese espacio entre la profesionalidad que esperó y la flexibilidad a la que debo incurrir: Cuántas veces no he hecho algo por primera vez o he ido a ciegas en un lugar porque por las circunstancias o por falta de tiempo no he podido preparar. Cuántas veces me he equivocado y he dado con alguien que me ha ayudado. Sé que este caso es distinto, pero siempre he buscado esa ayuda y esa flexibilidad.

Ahora al escribir este post no pude evitar acordarme de Teresa, una guía con más de 30 años de experiencia, y que precisamente lo que más llamaba la atención es su excesivo perfeccionamiento, como no podía soportar errores en los demás y entonces la entendí mucho mejor, y llegue a la conclusión que cuanto mejor los haces, más esperas de los demás, pero de todas formas sé que la busqueda de la perfección como tal no es buena, y el equilibrio se encuentra como siempre en el punto medio.

miércoles, 10 de julio de 2013

La noche más estrésante

Mañana es el último día del circuito, nos recogen a las 5 am para llevarnos al aeropuerto. Llevo 13 días realizando el tour SFX, es decir España, Francia e Italia, con un grupo en principio de 34 Pax que luego se convirtió en 20, con un montón de imprevistos, cambios y toda la organización que requiere un tour por 3 países distintos durante 13 días. Y esta noche, justo esta noche, unas horas antes de que el avión me tele -transporte a mi otra vida, ha sido sin ninguna duda la más estresantes de todo el circuito.

Llego al hotel Excel Champino en Roma y me encuentro con la recepcionista más incompetente que he conocido hasta el momento.

- No me quiere dar las llaves de la habitación del conductor, porque este no va a dormir aquí, pero sin embargo me exige que la incluya en el voucher, vamos que la pague porque no le he avisado con suficiente tiempo para cancelarla. No hay problema siempre que me de la habitación del conductor que no está, para que la utilicé la profesora del grupo que tiene una twin, y por lo menos el pago sirva para complacer a la GL. Pero no consigue entenderlo pese a explicárselo un montón de veces. Le digo que no le daré ningún voucher hasta que no hable con el manager. No consigue contactar con él y dejamos el tema para después de cenar.

- El hotel ofrece un servicio de WIFI gratuito pero de tan sólo 15 minutos, el resto a 12€ la hora, pero es imposible conectar con la red y por supuesto la recepcionista no sabe nada.

- La tablet de las evaluaciones se ha quedado sin batería y en todo el hotel no hay un sólo enchufe en el que entre el cargador tipo Siemens. Voy a recepción y me dice que hace falta un convertidor, pero que no le queda ninguno. Verónica mi GL, tiene que completar la evaluación final sin falta hoy, pero no encuentro manera de que se cargué la tablet para poder encenderla. Mientras tanto la otra chica del grupo, Erin, no para de preguntarme por el WIFI que no funciona y entonces pienso que de un momento a otro voy a estallar .

- Llego a la cena y Verónica me pregunta acerca del cambio dólares - euros que le hice el día 2 para pagar una opcional. La verdad es que ni lo había comprobado, no hay WIFI y no se dónde obtener un cambio correcto y además mi cerebro no se encuentra nada matemático en esos momentos. Finalmente le digo que haga el cambio que le hayan hecho a ella al sacar el dinero del banco, que me diga cuanto es y se lo pago. La diferencia son 2,75€ por persona que por 5 Pax son poco más de 13 €. Se que con los temas de dinero hay que ser muy serios, pero hacerlo a última hora me pone los pies en la tierra de manera demasiado brusca.

- Voy a la habitación pero la llave magnética no abre, bajo a recepción, y de nuevo la incompetente recepcionista habla con un amigo de cosas banales, mientras 3 o 4 personas, yo incluida esperamos nuestro turno para intentar que nos resuelva algo. Finalmente me atiende, le digo que mi llave no abre y consigo que alguien venga a abrirla conmigo. Ese alguien es un ser pavoroso con una mandíbula infinita, lleno de pelo por todas las partes y que me produce un rechazo instantáneo. Subimos en el ascensor y empieza a hacer ruidos extraños y a tocarse el cuerpo. Son los dos pisos más largos de mi vida y mi mente empieza a imaginarse cosas asquerosas con ese ser, y cuando se abre la puerta del ascensor, por fin respiro aliviada. Llegamos a la habitacion y de pronto casi por arte de magia se abre sin el más mínimo problema.

- Al entrar busco mi cartera pero no la encuentro en ningún lado y entonces recuerdo que la he bajado abajo para pagar a Verónica sus 13€. Mi cara se transforma totalmente y bajo corriendo al restaurante y les preguntó donde esta my wallet, pero no entienden lo que les digo, se creen que es una computadora y yo no paro de decir, no, no mi cartera, mi wallet..!! Pero no saben nada y voy a la recepción de nuevo y pregunto a la chica si ha visto mi cartera y por supuesto no sabe ni de lo que hablo. En ese momento se me cae el mundo encima y ya doy por hecho que mi cartera ha sido robada con unos 400 €, todas mis tarjetas, recibos y por supuesto mi documentación, sin la cual mañana no podré viajar. Vuelvo a la habitación totalmente abatida y me encuentro con la cartera debajo de unos papeles y sólo puedo murmurar gracias gracias, casi al punto del llanto. Entonces me doy cuenta como todo pende de un hilo, como todo puede cambiar en sólo unos segundos.!! Menos mal que no cambió, pero que Noche Bariloche!!


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